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Biografía

Infancia

Cuando concluía el año 1889, el último día del mismo más concretamente, nacía en el caserío Perune-Zarre de Ataun S. Gregorio, D. José Miguel de Barandiaran. Fue el último de los 9 hijos que tuvieron Francisco Antonio Barandiaran y María Antonia Ayerbe. Dos de los cinco hijos varones murieron en la infancia. Tres de las cuatro hijas fueron religiosas.

Fue el padre de D. José Miguel quien adquirió el caserío y las tierras que cultivaban y que anteriormente tenían arrendadas. Además de labrador era tratante de ganado. D. José Miguel recordaba como, al regresar de las ferias de Alsasua o de Ordizia, depositaba el dinero ganado a la vista de toda la familia. No eran ricos, pero tampoco pasaron necesidades.

La inmensa mayoría de las familias de Ataun era, en aquel entonces labradora. De los 1.000 habitantes que vivían en el barrio de S. Gregorio no había más de 20 personas que supieran firmar.

Fue por los años en que nació D. José Miguel cuando comenzó a circular el primer autobús entre Ataun y Beasain, pero todavía durante la primera década de este siglo se consideraba adinerados a los que hacían uso de él.

La lengua castellana solamente la conocían los curas y algunas personas ricas. Era considerada lengua de ricos e ilustrados.

El ambiente del pueblo y de sus gentes estaba impregnado de vivencias míticas y mágicas. Los niños saludaban a la luna llamándola "lllargi amandrea" (Madre Luna). Pensaban que un puente en el pueblo había sido construido por Mikolas, bajo el que vivían en otro tiempo las lamias y en sus aguas habían lavado las brujas su ropa las noches de luna. También creían que en las cuevas del lugar había vivido Tartalo, antropófago de un solo ojo, y que el "basajaun" (señor del bosque) vivía en los bosques.

Todo ello estaba vivo en el sentir de las gentes y se realizaban habitualmente un conjunto de prácticas, como la de proteger la casa con ramas de espino y fresno la víspera de S. Juan, o protegerse contra las brujas clavando el eguzki-lore (carlina) a la puerta de entrada del caserío.

Todo ello, sin embargo, se realizaba en un entorno cargado a su vez de tradiciones cristianas. Las vocaciones religiosas eran muy numerosas. En la misma familia de D. José Miguel se leían con frecuencia vidas de santos mientras desgranaban el maíz.

Es en este ambiente cristiano, impregnado de mitos y tradiciones muy antiguas, donde se desarrolló su niñez.

D. José Miguel recordó siempre vivamente esta niñez y mostró en todo momento un profundo enraizamiento con su pueblo. Cuando se encontraba exiliado en Sara, subía de vez en cuando a Larrun, porque desde allí se veía Ernio y desde éste a su vez su casa natal. Este enraizamiento tenía como eje central y fundamental el recuerdo y nostalgia de su familia.

Él mismo lo decía: "Es esta simpatía social de la familia la que deja huellas más profundas en la mayor parte de los casos, sobre todo en los hijos de los caseríos, por ser la más intensa, la más continuada, la más íntima, casi la única que por largo tiempo alimenta la vida del hombre".

Sigamos pues con la familia. Su padre no sabía leer ni escribir, pero sabía lo que quería. Se enteró por el organista del pueblo que una de sus hijas tenía afición y aptitudes para estudiar música. Pues bien, ni corto ni perezoso, le compró un piano. Un piano que llegó en un carro de bueyes a un caserío de Ataun a finales del s. XIX. Lo trajo de esta manera desde Ordizia un día de feria. Esta hija entró después en un convento y fue profesora de Música en varios más y organista por fin en St. Bernard de Anglet.

JESUS ALTUNA DK.

En la escuela

La enseñanza religiosa del joven José Miguel corrió a cargo de su madre. Las letras las estudio en la escuela del pueblo. Los textos estaban en castellano, y los niños desconocían totalmente esta lengua. Se llevaba a cabo con severidad la práctica del anillo, consistente en pasar un anillo a quien hablaba en Euskera, quedando castigado el que lo tenía al final de la jornada. Los niños buscaban como delatar al compañero para pasarle el anillo y librarse del castigo.

Todo ello hizo que la escuela del pueblo no le fuera nada agradable. Progresó sin embargo notablemente. En esta escuela estuvo hasta los 14 años, momento en el que decidió ser sacerdote. Por ello ingreso en la Preceptoría de Baliarrain, siendo muy consciente del sacrificio económico que ello suponía a sus padres. El día del ingreso el preceptor les dijo a los estudiantes que al día siguien te debían levantarse a las seis de la mañana. José Miguel estaba despierto para esa hora y oyó las seis en el campanario de la iglesia. No se oía ruido alguno, ni en el pasillo, ni en las restantes habitaciones y le pareció que debía avisar que era la hora. Tradujo mentalmente lo que quería decir: "Jaunak = Señores, Seiek = las seis, Jo due = han pegado''. Salió al pasillo y gritó: "Señores, las seis han pegado''.

Durante días muchos compañeros le repetían en el recreo: "las seis han pegado".

El cambio de escuela se le hizo muy duro. Por un lado estaba la nostalgia por el hogar, por otro la deficiencia de su castellano. Cuando al finalizar el primer trimestre le entregaron el importe de la pensión, sintió remordimiento por el esfuerzo que hacían sus padres y lo poco que, a su juicio, había adelantado. Ya en casa, por vacaciones de Navidad, dijo a su madre que no deseaba volver a la Preceptoría. Esta le comprendió, pero a la vez supo que el muchacho iba bien en los estudios y que probablemente sería el único estudiante del grupo que podría pasar dos años en uno. Viendo su padre que la preocupación principal era el gasto que ocasionaba a la familia, le dijo: "Si quieres ser cura, adelante. En este mundo, si se quiere algo, hay que esforzarse".

Concluido el curso, los exámenes se celebraban en el Seminario de Vitoria. El Presidente del Tribunal, Rector del Seminario, al llegar el muchacho comentó en Euskara:

"Ataungo frutua"

"Ezola oittua" contestó en verso el muchacho, venciendo su timidez.

("Fruto de Ataun". "No acostumbrado a estos trotes")

Al terminar el examen le dijo: "Sabes más latín que castellano. Pero hay que aprender también castellano".

El muchacho pensó que iban a suspenderle. Esperó con impaciencia la nota y su alegría fue inmensa cuando le dijeron que había aprobado dos cursos en uno.

Solía comentar todavía en 1989 D. José Miguel que recordaba éste, como uno de los momentos más felices de su vida. Volvió a Ataun, con otros compañeros, echando cohetes desde el tren. El último lo echo poco antes de llegar a su caserío.

Al verle su madre tan feliz, pensó que sin duda ella también podía enorgullecerse por el éxito y le llevó a la puerta del caserío, ante el cual tenían dos manzanos con las ramas dobladas por el peso de las manzanas y le dijo:

"Esos manzanos nos dan una gran lección. Cuanto más dan, más humildes".

En otoño volvió feliz a Baliarrain a cursar el tercer año de latín. Pero aquellas segundas vacaciones de Navidad como seminarista fueron las más tristes de su vida. Al comienzo de las mismas murió su madre. D. José Miguel recordaba muy vivamente el inmenso dolor que supuso su muerte.

En el seminario de Vitoria

En otoño del año siguiente pasó al Seminario de Vitoria, sito Junto a la Catedral Vieja, donde fue pasando los cursos de Filosofía y Teología. Le interesaron todas las asignaturas y a todas ellas se dedicó con intensidad. A la vez, y por su cuenta, cursó la carrera de Magisterio.

Le interesaron especialmente los estudios de Física y de Geología. Dedicó los veranos, junto con otro estudiante de Ingeniería de Montes, a hacer numerosas excursiones por los montes de Ataun observando la naturaleza geológica de los mismos.

Todo transcurrió en calma hasta la mitad de sus estudios teológicos. Los estudios de Sociología y Ciencias, que ampliaba por su cuenta, originaron dudas en su fe, hasta entonces tranquila. Este fue el motivo principal de su posterior dedicación al estudio de la Historia de las Religiones.

Resuelto el problema personal no quiso contentarse con ser un erudito de la Historia de las Religiones. Decidió investigar por cuenta propia, considerando que lo más obvio era comenzar por estudiar su propio Pueblo, donde veía que pervivían cristianizados elementos de religiones anteriores, que el había mamado en su niñez. En este momento arranca su doble dedicación posterior a la investigación de la Arqueología y Etnografía del Pueblo Vasco.

No contento con la tranquilidad interna obtenida a partir de sus estudios, que en definitiva procedían de creyentes católicos, quiso contrastar sus ideas con las de otros, que poseyeran otro tipo de creencias. Y así le vemos durante las vacaciones veraniegas de 1913, un año antes de terminar su carrera, en la Universidad de Leipzig, siguiendo un curso sobre Psicología de los Pueblos, explicado por el Prof. Wundt.

Al comienzo del nuevo curso en Vitoria, último de su carrera, se le encargó explicar Historia de las Religiones, pero un cambio en el plan de estudios y la ausencia del titular de la asignatura de Física hace que le encarguen provisionalmente esta asignatura, provisionalmente que duró hasta 1936, fecha en que la guerra civil corta definitivamente su profesorado en el Seminario de Vitoria.

Es ordenado sacerdote a finales de 1914 enviado a Burgos a licenciarse en Teología.

Al año siguiente muere su padre.

Al desencadenarse la Primera Guerra Europea. Barandiaran, que había construido una aparato de radio-galena escuchaba y comentaba noticias referentes a la guerra, antes de que aparecieran en la prensa local. Esto le trajo problemas, así como inspecciones por parte de las Autoridades provinciales, que pensaban en un caso de espionaje. Tras varias inspecciones la autoridad competente quedo convencida de que simplemente poseía un simple receptor casero, que cualquiera podía construir.

1916: Equipo Aranzadi - Barandiaran - Eguren

Fue el verano de 1916 cuando Barandiaran orientó definitivamente sus investigaciones. Acompañado de un vecino de S. Gregorio subió a la peña de Jentilbaratza, donde reconoció un castillo medieval citado en Ataun por Jiménez de Rada, del que se pensaba, según Gorosabel, que estaba en el casco urbano de S. Gregorio.

La prospección de Jentilbaratza trajo como consecuencia descubrimientos más importantes para las futuras investigaciones de D. José Miguel. El casero que le acompaño a Jentilbaratza y le vio cavar allí, converso con él acerca de los Jentiles y le dijo que él ya sabía donde estaban enterrados los últimos representantes de esta raza. Que si deseaba le acompañaría al lugar, sito en Aralar. D. José Miguel se interesó mucho por este dato y quedaron citados para acudir al día siguiente al punto mencionado.

El día de la cita el ayudante de la víspera no apareció y D. José Miguel marchó solo hacia la Sierra. Tras un largo caminar se sentó en una gran losa existente en el lugar denominado Argarbi. Bajo sus pies había una topera, en cuya tierra descubrió un fragmento de mandíbula humana. Se levantó y mirando en derredor vio a un zagal, a quien pregunto si sabía algo de los Jentiles. El zagal le contó la leyenda que narra el fin de estos seres al llegar el Kismi, leyenda que cuenta la introducción del Cristianismo en el País y la desaparición de los Jentiles bajo la losa denominada Jentillarri.

D. José Miguel reconoció así 9 sepulturas por aquella zona y envío una nota del descubrimiento a la revista "Euskalerriaren alde'' de San Sebastián. Al conocer esta publicación PM. de Soraluce, Director del Museo Etnográfico de la misma ciudad, escribió al joven Barandiarán indicándole que aquellas sepulturas eran dólmenes prehistóricos, desconocidos como tales hasta entonces. Añadía que precisamente aquellos años el Prof. Telesforo de Aranzadi, natural de Bergara y Catedrático de Antropología en la Universidad de Barcelona, estaba excavando monumentos análogos en el Aralar navarro y que debía ponerse en comunicación con él.

D. José Miguel escribió al Prof. Aranzadi, quien le contestó proponiéndole la excavación de dichos monumentos e indicándole que debía ponerse en comunicación con el Prof. Enrique de Eguren, natural de Vitoria y Catedrático de Geología en la Universidad de Oviedo, el cual podía acompañarles en aquellas investigaciones.

Aquellas Navidades D. José Miguel conectó con Eguren y planearon una exploración de la zona para el comienzo del verano siguiente (1917). En Agosto del citado verano se conocieron D. José Miguel y D. Telesforo de Aranzadi y realizaron, junto con D. Enrique Eguren, la primera campaña de excavaciones e investigaciones en los dólmenes del Aralar Guipuzcoano.

Así se formó el equipo de investigación prehistórica Aranzadi-Barandiaran-Eguren, que tantas prospecciones, excavaciones e investigaciones llevaron a cabo durante los 20 años siguientes, hasta que la guerra de 1936 los dispersó.

De esas primeras investigaciones decía D. José Miguel, que constituyeron una etapa decisiva de su vida. Siempre recordó muy vivamente la primera salida a los yacimientos, como cargada de gran emoción, penetraban en un mundo inexplorado, del que sólamente conocían unas leyendas misteriosas, que hablaban de hombres no menos misteriosos.

Al comenzar el curso 1917-1918 D. José Miguel pronunció el discurso inaugural del mismo, tomando como tema la Prehistoria Vasca. Este discurso fue conocido por el Abate Breuil, pontífice máximo de la Prehistoria mundial del momento, quien había estado en las cuevas de Aitzbitarte en Landarbaso y a quien llegó el discurso vía Soraluce. Breuil escribió a Barandiaran hablándole de estas cuevas y abriéndole paso al foro científico internacional. Pocos años más tarde, en 1923 y 1924, Barandiaran asistió en el Instituto de Paleontología de París a dos cursos impartidos por el Prof. Breuil.

Puede decirse que en la fecha de 1916, año en el que se forma el equipo Aranzadi-Barandiaran-Eguren, las investigaciones referentes a la Prehistoria Vasca llegan a una nueva fase. Los trabajos realizados anteriormente habían sido obra de aficionados. Con la formación del equipo citado estas investigaciones ascienden a un plano científico.

Fruto de este ascenso fueron las excavaciones sistemáticas emprendidas en cuevas y en monumentos megalíticos a lo largo y ancho del País:

Cuevas:

Vizcaya: Santimamine, Lumentxa, Venta Laperra, Bolinkoba, Atxurra, Silibranca

Guipúzcoa: Urtiaga, Ermittia, Jentilletxeta

Alava: Cuevas artificiales de Treviño

Dólmenes:

Guipúzcoa: Aralar, Elosua-Placencia, Ataun-Burunda, Altzania, Urbia, Belabieta, Kalamua

Navarra: Auritz, Aurizperri, Gomti, Aralar, Urbasa

Alava: Entzia.

Tras las campañas veraniegas venía la tarea de estudiar los materiales excavados, para preparar la publicación de los resultados obtenidos. Ello exigía visitar los museos europeos, a fin de comparar los propios hallazgos con los existentes en otros lugares. Así visitó diferentes museos de Francia, Suiza. Alemania, Austria... a veces en solitario, otras acompañado de Aranzadi.

A la vez que se realizaban las investigaciones prehistóricas D. José Miguel continuaba con las etnográficas. No en vano estaba aquí la raíz de su carrera científica y no en vano Aranzadi había desarrollado también esta línea de investigación.

En este campo supuso un gran estímulo para Barandiaran la recepción de una carta de W. Schmidt, fundador de la revista internacional de Etnología y Lingüística "Anthropos" y alma de la Escuela Cultural de Viena. Esta carta se la escribió a raíz de conocer un trabajo publicado por D. José Miguel en 1919 sobre el magismo. Éste le solicitaba que fuera corresponsal de la revista, utilizando unos cuestionarios que él le enviaría desde Viena.

Fruto de estas investigaciones son tres pasos importantes que da D. José Miguel el año 1921:

    • · Por un lado crea la Sociedad de Eusko Folklore, con sede en el Seminario de Vitoria. Mediante ella trata de ir formando un "corpus" referente a la vida tradicional vasca, hecho con rigor científico, huyendo del carácter romántico que muchas descripciones anteriores de la misma contenían.
    • · Funda la revista "Anuario de Eusko-Folklore", que salvo el período de interrupción causado por la guerra continua publicándose hasta hoy. La revista iba recogiendo los trabajos de investigación que iban generándose.
    • · Funda asimismo la publicación "Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios", que recoge fundamentalmente leyendas, tradiciones, creencias, costumbres, prácticas religiosas y mágicas etc... del Pueblo Vasco.

Pero pronto, en 1924, surgieron graves dificultades a toda esta labor. Las dificultades venían por un doble motivo. En primer lugar, los estudios sobre el Pueblo Vasco eran tildados de política separatista y por otro lado, las investigaciones que traía entre manos pertenecían a las Ciencias "profanas". Así sus superiores eclesiásticos le prohibieron asistir a las reuniones de la Junta de la Sociedad de Estudios Vascos, de la que era miembro. El mismo Rector del Seminario dijo que los Anuarios de Eusko-Folklore constituían "una mamarrachada". Cuando se iba a inaugurar en el Seminario el Museo Diocesano, no quiso que pertenecieran al mismo una serie de materiales prehistóricos que D. José Miguel poseía, porque eran "puras tonterías".

El resultado de todo ello fue que en 1925 la sede de la Sociedad de Eusko-Folklore tuvo que salir del Seminario. Su nueva sede fue la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria, donde a su vez, y el mismo año, comenzó a funcionar el Centro de Investigaciones Prehistóricas de la Sociedad de Estudios Vascos, bajo la presidencia de D. José Miguel.

Frente a la incomprensión interna de sus superiores eclesiásticos y de determinados sectores políticos, las investigaciones dirigidas y llevadas a cabo por D. José Miguel fueron ganando prestigio en los Centros europeos de investigación etnográfica. Así en 1930 fue nombrado Patrono regional del Museo del Pueblo Español de Madrid y en 1934, en Londres, miembro del Consejo Permanente de los Congresos Internacionales de Antropología y Etnología.

Otra fuente de críticas le llegó de medios anticlericales, tales como el periódico "El Sol" de Madrid, que criticaba los trabajos de Barandiaran como poco objetivos y poco fiables, al proceder de una persona enfundada en una sotana.

En cambio, gozó del beneplácito de persona tan poco sospechosa, al respecto, como Pío Baroja, quien escribió una carta a Barandiaran, pidiéndole que aceptara a su sobrino Julio Caro Baroja en el equipo de excavadores que iba a trabajar en cuevas de Carranza. De aquella estancia en Carranza dice Caro Baroja: "Mientras en la Universidad tenía que aguantar tabarras y displicencias... y otras abominaciones por el estilo, Barandiaran nos daba ideas muy claras y exactas sobre el método histórico-cultural, sobre las recientísimas investigaciones de Malinowski, sobre la idea de Dios entre los primitivos, acerca del pensamiento de Durkheim o de Wundt... Total, que en una cueva paleolítica y de boca de un sacerdote católico vasco salía más materia universitaria que de las aulas madrileñas".

Entretanto continuaba la labor de equipo Aranzadi-Barandiaran-Eguren, no sin algunas anécdotas dignas de ser mencionadas. Un día, que regresaban de una excavación hacia Bedarona (Vizcaya), tropezaron con una mendiga que salía del pueblo, la cual, al verlos les dijo "En Bedarona poco señorío", dándoles a entender que allí no les iban a dar limosna.

Una de las denominaciones que los tres miembros del equipo tenía era la de "los tres tristes trogloditas", respecto de la cual D. José Miguel solía decir que, lo de trogloditas era verdad, pues en cuevas pasaban buena parte de su vida, pero que lo de tristes era totalmente falso.

Durante estos años la vida del Seminario sufrió un profundo cambio. En 1930 se inauguró el nuevo edificio y a ello se unió también una renovación del profesorado, que implantó una vida académica más adecuada a los tiempos.

Al año siguiente se implantó la República y tras ello se hizo expreso el anticlericalismo hasta entonces larvado. A raíz de la quema de conventos en distintos puntos de España, se extendieron los rumores de que el Seminario iba a ser asaltado.

Contra el Seminario llovió la animosidad por parte de los dos bandos. También las derechas actuaban contra él, porque veían en el mismo un foco de nacionalismo. Los estudios de Barandiaran por un lado y por otro, la Academia Cardaveraz, dirigida por D. Manuel Lecuona para el estudio y expansión del Euskara, atraían críticas constantes.

1936: El exilio

Llegamos así a 1936. En Julio de este año realizaban Aranzadi y Barandiaran la novena campaña de excavaciones en el yacimiento de Urtiaga (Itziar). El día 18 se enteraron del levantamiento del General Franco. Pensaron que en pocos días terminaría aquella revuelta, por lo que continuaron excavando hasta el día 24, aunque el ambiente de tensión iba creciendo y el movimiento de gentes que huían iba en aumento. Algunas se refugiaban en la misma pensión donde se hospedaba D. José Miguel.

El día 25 a la madrugada se presentó en el lugar un grupo de milicianos y rodearon la pensión. El Jefe de los mismos entró en la habitación que ocupaba D. José Miguel, le pidió la documentación y le preguntó que política tenía. D. José Miguel le contestó que si le hubiera preguntado por qué creía en Dios o por qué era sacerdote, podría contestarle, pues eran temas sobre los que había pensado largamente. Pero que la política era un tema sobre el que no se había detenido demasiado a pensar. Por ello, si le respondía su respuesta sería la de un imbécil, pues de imbéciles era hablar de lo que no se sabe.

El Jefe del grupo le dijo entonces: ''si todos pensaran en España de esta manera, no tendría cabida esta guerra''.

Al ver que la situación iba tomando un aspecto cada vez más preocupante, Aranzadi y Barandiaran se dirigieron a Bilbao, el primero, para reunirse a continuación con su familia en Barcelona, D. José Miguel para continuar sus trabajos en Bizkaia. Al llegar a la estación de Atxuri tres milicianos registraban las maletas de los viajeros. Preguntaron también a D. José Miguel por lo que llevaba en la suya y este contestó que un cráneo. Habían descubierto en efecto durante aquella campaña de Urtiaga el famoso cráneo Bl de este yacimiento. Los milicianos le miraron extrañados y giraban nerviosos en torno a la maleta. La abrió D. José Miguel y al mostrarles el cráneo, uno de ellos le dijo: "!cierre!" Y no pasó nada más.

En Bilbao se despidieron Barandiaran y Aranzadi. Eguren, algo enfermo en aquella época, no les había acompañado en aquella campaña. En ese momento se quebró la labor de equipo realizada por los tres a lo largo de 20 años. Ya no volvieron a verse más. Eguren murió en 1942 y Aranzadi en 1945. D. José Miguel se enteró de estas muertes en el destierro.

Barandiaran, tras realizar algunas prospecciones en la zona de Lekeitio, se trasladó al Seminario Menor de Saturraran, donde 40 seminaristas alaveses, que hacían un cursillo de verano, habían quedado bloqueados, sin poder regresar a sus familias. La presencia de D. José Miguel allí, supuso un gran alivio para todos, ya que tanto profesores como seminaristas estaban asustados.

Entretanto las tropas franquistas avanzaban en Gipuzkoa y D. José Miguel estudiaba la manera de reintegrar a los pequeños seminaristas a sus casas. Tras varias visitas, entre las que se encontraba la realizada a D. Manuel de Irujo, Ministro de la Guerra, se logró pasar a los seminaristas, vía Mondragón.

Una vez realizada esta operación, D. José Miguel logró otro permiso para que otras 18 personas pudieran tomar una embarcación rumbo a S. Juan de Luz.

Salieron una noche del puerto de Motrico, junto con otros fugitivos. He aquí como describe este viaje en su diario:

"A las nueve de la noche vamos al puerto de Motrico... La consigna es "Itziar"... En el puerto se aglomera mucha gente. Aquello es un hervidero y buen ejemplo de desorganización. Una lancha lleva penosamente a la gente a los vaporcitos, los cuales, debido a la marea baja, nos esperan mas allá del muelle...

Somos unos 45 fugitivos. Con nosotros embarcan cuatro o cinco mendigoizales armados de fusiles, por si hiciera falta defendernos.

Salimos hacia el destierro a las 11 h. menos cinco minutos Las estrellas siguen su curso silenciosas. Vamos dejando atrás el grupo de lucecillas, que indican como vamos dejando atrás Motrico. Después divisamos grupos análogos de Ondarroa, Deva, Itziar... Vamos lejos a alta mar, para torcer después a la derecha, rumbo a S Juan de Luz. No llevamos luces para no ser vistos. Irigoyen enciende un chisquero para encender un cigarro; una lluvia de protestas cae sobre el de todos los lados de la embarcación.

Llegamos a Socoa a las cinco de la mañana. Es un viaje triste: con nosotros van muchos jóvenes de Motrico, que huyen de la guerra y que no saben que harán, dónde se albergaran, ni a dónde deben encaminarse una vez arribados a S. Juan de Luz. A mi lado va una señora que, a ratos, llora amargamente. Todos lamentan su propia suerte".

El plan de D. José Miguel y otros profesores que pasaron a S. Juan de Luz con él era pasar de allí a Vitoria para el nuevo curso. Pero al intentar obtener el pasaporte vieron que se les negaba el regreso. D. José Miguel se enteró además, que no podía volver al Seminario. Su culpa, pensó él, debía de estar en el tema de sus investigaciones, ya que nunca se había metido en política.

También su obispo, D. Mateo Múgica, había sido desterrado.

De todas formas desde el Seminario de Vitoria le encargaron que pasase al Seminario de Bayona y atendiese en este a los seminaristas vitorianos refugiados en él.

D. José Miguel siempre pensó, a raíz de esto, que antes o después le llamarían del Seminario de Vitoria. Esperando esta llamada rehusó obras importantes de participación en distintas Universidades. Hay que notar que una de estas invitaciones fue para ocupar una cátedra en la Columbia University de Nueva York, y la recibió en Octubre de 1939, después de iniciada la guerra mundial, cuando los vascos exiliados en Francia presagiaban días difíciles.

A comienzos de 1937 inició las investigaciones prehistóricas y etnográficas en el País Vasco Continental y en 1938 reanudó los trabajos del Laboratorio de Etnología y Eusko-Folklore, con la subvención de los Museos de Francia. Por aquello de que no hay mal que por bien no venga, los años del exilio le sirvieron para conocer e investigar aquella parte del País Vasco, que apenas conocía.

Fijó su residencia primeramente en Biarritz, acompañado de una sobrina, que antes del año tuvo que dejarle, para acudir a Ataun a cuidar a su madre enferma. Vino entonces a sucederle su sobrina Pilar, hija del hermano mayor de D. José Miguel, que es quien le acompañó durante todo el resto de su destierro y le siguió acompañando fiel y solícitamente hasta el día de su muerte.

En 1941 se trasladan a Sara, donde pasan los restantes 13 años de exilio. Aquí, en la casa Bidartea, continuó las investigaciones prehistóricas y etnográficas. Entre estas últimas destaca precisamente el estudio etnográfico de esta localidad, que fue publicándose posteriormente en el Anuario de Eusko-Folklore.

Durante estos años trabajo además, por encargo del Ministerio de Educación de Francia, como miembro de la Comisión de Monumentos Históricos, realizando el inventario de los Monumentos Megalíticos de los Bajos Pirineos.

 

A la vez le pidieron, desde la Universidad de Frankfurt, colaboración para la revista que allí publicaban. Estos trabajos le exigían visitar constantemente la zona pirenaica y a fin de poder circular libremente en sus andanzas por la región, recibió de las autoridades alemanas un documento oficial.

Para todos estos trabajos precisaba del fichero que tenía en el Seminario de Vitoria a por el que envió a su sobrina Pilar a esta ciudad, pero esta regresó desolada diciendo que al volver con el citado fichero, se lo habían quitado en la frontera las autoridades españolas, diciéndole que en el se contenían documentos peligrosos.

D. José Miguel acudió a las autoridades alemanas contándoles lo ocurrido y estas le trajeron el fichero al día siguiente.

Terminada la guerra mundial, aun continuaban las secuelas de la guerra civil española y es entonces cuando D. Mateo Múgica, el obispo desterrado de Vitoria, escribió el famoso documento "Imperativos de mi conciencia" en cuya génesis D. José Miguel tuvo parte fundamental. El citado documento es una nota discordante frente a la aquiescencia con que el episcopado español había recibido el levantamiento franquista.

En el plano de la investigación, el año 1916 funda "Ikuska, Instituto Vasco de Investigación'', que en realidad es la continuación de la Sociedad de Eusko-Folklore fundada en Vitoria en 1921. Ikuska tiene como finalidad el promover el estudio de la población de los Pirineos Atlánticos e investigar los modos de vida tradicional. Se propone también investigar las huellas del hombre prehistórico y de su cultura en las regiones pirenaicas. Entre los miembros colectivos de Ikuska figuran instituciones de Bayona, Burdeos, París, Toulouse, Estocolmo, Helsinki, Los Angeles, Berkeley, etc. Se comenzó asimismo a publicar la revista Ikuska y en ella se publicaron importantes trabajos entre 1946 y 1951, fecha en que dejó de aparecer.

Durante estos años es también intensa la participación de D. José Miguel en Congresos y Conferencias internacionales. Entre 1946 y 1951 participó en Londres, Oxford, tres veces en París, dos en Bruselas,...

Por otro lado en 1917 se creó otra revista, Eusko-Jakintza, que tendía a cubrir el vacío dejado por la RIEV (Revista Internacional de los Estudios Vascos) que se publicó desde 1907 hasta 1936. La dirección de esta revista recayó sobre D. José Miguel.

Por esta época comienzan en serio los intentos de lograr el regreso de D. José Miguel a su pueblo natal. Había habido anteriormente otros en el mismo sentido pero una ficha existente en la Dirección General de Seguridad de Madrid, tildándole de filo-judío y filo-masón le inspiraba poca confianza para emprender tal regreso.

1953: Vuelta a Ataun

Por fin en Octubre de 1953, después de 17 años de exilio, regresó a su pueblo natal. Días más tarde inauguraba en Salamanca la Cátedra mencionada, con una serie de 10 conferencias.

Entretanto, su sobrina Pilar había construido, utilizando como modelo la casa Bidartea de Sara, la casa donde vivieron D. José Miguel y Dña. Pilar hasta el día de su muerte. La denominaron Sara.

Tras su llegada pronto inicio la serie de romerías al Santuario de Aranzazu, que acostumbraba a realizar anualmente con sus sobrinos. En la primera de ellas, subiendo desde Katabera, al pasar por Urbía, mientras sus sobrinos descansaban un rato, él se adelantó solo hasta el dolmen de Artzanburu y lo encontró exactamente igual a como lo habían dejado tras la excavación, 35 años antes. Cómo no recordar a sus amigos y colegas Aranzadi y Eguren.

Allí mismo rezo un responso por ellos, sobre aquella tumba prehistórica.

Ya al año siguiente de su regreso reanudó las excavaciones arqueológicas en la cueva de Urtiaga, bajo el patrocinio de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, precisamente en el mismo yacimiento donde las tuvo que abandonar 18 años antes.

En 1956 inició las del importante yacimiento de Lezetxiki en Mondragón y en 1960 las de Aitzbitarte IV en Rentería. Estos yacimientos se transformaron a la vez en escuelas de campo, donde jóvenes prehistoriadores, que terminaban entonces sus carreras universitarias (J. Altuna, J.M. Apellaniz, I. Barandiarán, A. Llanos...) se fueron formando en las técnicas de campo bajo la dirección de D. José Miguel.

Este hecho tuvo un efecto multiplicador. Estos jóvenes pronto iniciaron excavaciones por su cuenta y al ir ocupando cátedras de enseñanza, van teniendo sus propios discípulos, lo que asegura y amplía enormemente la investigación prehistórica en el País Vasco.

Fruto de estas investigaciones son, entre otros, los grandes hallazgos de los importantes santuarios de arte rupestre de Altxerri (Aia) y Ekain (Deba), cuyos primeros estudios fueron dirigidos por D. José Miguel, con la colaboración de sus discípulos.

D. José Miguel realizó durante esta última fase de su vida, hasta 1975, otro gran conjunto de campañas de excavaciones además de las citadas de Urtiaga, Lezetxiki y Aitzbitarte, tanto en Guipúzcoa, como en Álava y Vizcaya

Por otro lado emprendió de nuevo las investigaciones etnográficas dentro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y reanudó la publicación del Anuario de Eusko-Folklore, que editó esta Sociedad citada hasta 1981, fecha en que por voluntad de D. José Miguel pasó a la recién reaparecida Sociedad de Estudios Vascos, que fue donde el Anuario nació y se publicó en su primera fase.

A la vez la revista Munibe de la Sociedad Aranzadi reanudó la publicación de las "Hojas de Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios". Pronto surgió también el proyecto, acariciado desde hacia tiempo por D. José Miguel, de realizar un Atlas Etnográfico del País Vasco. Se trataba de rebasar la fase de investigaciones aisladas y llegar, tras la elaboración de monografías en todas las comarcas del País con la misma metodología, a establecer las áreas territoriales de las diversas manifestaciones culturales, profundizando de esta manera mucho más en el mundo cultural vasco. A la vez había que detectar la transición cultural que venía dándose en el País. Para el progreso de este proyecto fue de gran ayuda la invitación que recibió D. José Miguel en 1964 de la Universidad de Navarra, para que se hiciera cargo de una cátedra de Etnología Vasca en dicha Universidad. D. José Miguel aceptó tal invitación y a la vera de dicha Cátedra formó el Grupo Etniker de Navarra, cuya misión era la de llevar a cabo investigaciones de campo, siguiendo la metodología establecida por él en un cuestionario renovado.

Posteriormente estos Grupos Etniker se han extendido a Gipuzkoa, Bizkaia y Álava y su labor, multiplicada como ocurrió con la arqueológica, se extiende hoy a muchos puntos de nuestra Geografía, y va tomando hoy cuerpo aquel proyecto ambicioso de la elaboración del Atlas Etnográfico.

Todos estos trabajos son coronados en el plano académico por tres Doctorados "Honoris causa" concedidos a D. José Miguel por las Universidades del País Vasco (1978), Deusto (1986) y Complutense de Madrid (1987).

En 1988 Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos y D. José Miguel de Barandiaran crearon una Fundación cultural privada en reconocimiento a la ingente labor científica realizada por él.

Esta es la vida de D. José Miguel. Hasta el día de su muerte siguió trabajando. A finales de 1989 publicó la obra "Mitos del Pueblo Vasco" y cumplidos los 100 años, trabajaba preparando para la imprenta, una serie de investigaciones etnográficas llevadas a cabo años atrás en el pueblecito navarro de Ezkurra.

José Miguel murió el 21 de Diciembre de 1991, cuando quedaban 10 días para que cumpliera los 102 años de edad.

Curriculum sintetizado: de 1889 a 1955

D. José Miguel de Barandiaran Ayerbe nació el 31 de diciembre de 1889 en Ataun (Gipuzkoa)

Curso estudios de humanidades en la preceptora de Baliarrain (Gipuzkoa) y de filosofía y teología en el Seminario Conciliar de Vitoria.

En el verano de 1913 acudió a los cursos que el profesor Wundt, autor de la monumental obra VOLKERPSYCHOLOGIE, impartió en la universidad de Leipzig. Las orientaciones que recibió de dicho profesor marcaron el rumbo de sus posteriores investigaciones antropológicas y etnográficas.

Ordenado sacerdote en diciembre de 1914, obtiene la licenciatura en Teología en la Universidad Eclesiástica de Burgos en 1915.

En 1916 publicó en la revista EUSKALERRIAREN ALDE, editada en San Sebastián, su primer trabajo titulado Ataun en la Edad Media.

Profesor del seminario de Vitoria, pronuncia el discurso inaugural del curso 1917-18 sobre prehistoria vasca. A raíz de la publicación de este discurso entablo relación con el eminente prehistoriador francés Henri Breuil, quien le puso en contacto con el prehistoriador alemán Hugo Obermaier.

El mismo año 1917, había establecido su primer contacto con el que seria su maestro, el Dr. Aranzadi, a la sazón catedrático de la Universidad de Barcelona. Junto con el Dr. Eguren, catedrático de Oviedo, forman el equipo de arqueólogos que trabajaron conjuntamente durante 20 años, hasta 1936.

En 1922 y en compañía del profesor Aranzadi realiza una gira por Europa visitando museos e instituciones en París, Colonia, Maguncia, Munich, Leipzig, Berlín, Holanda, Akisgran, Tilburg.

En esta última ciudad holandesa presenta en setiembre, la ponencia La Religión Des Anciens Basques en el Congreso Internacional de Etnología Religiosa.

En 1926 es nombrado rector del seminario de Aguirre y Vicerector del seminario conciliar. Según su amigo y co-profesor D. Manuel de Lekuona, Barandiaran fue el gran propulsor de una reforma radical, en sentido científico de los estudios en el seminario de Vitoria, y de un modo más amplio en los estudios vascos, impulsando las ciencias naturales y antropológicas.

En 1929, emprende un segundo viaje de estudios de nuevo con el Dr. Aranzadi recorriendo las sociedades e institutos antropológicos en Barcelona, Lyon, Ginebra, Berna, Zurich, Viena, Innssruck, Lucerna, Interlaken y Burdeos.

En el periodo comprendido entre 1917-1936 en compañía de los doctores Aranzadi y Eguren lleva a cabo un plan sistemático de excavaciones arqueológicas sobre todo el territorio del País Vasco: dólmenes de la sierra de Aralar (1917), de la sierra de Aizgorri (1918), de Ataun-Burunda (1919), de Altzania (1920), de la sierra de Encia y de Elosua Placencia ( 1921), de Belabieta y Urbasa y grutas artificiales de Santimamiñe (1924,1925 y 1931), Lumentxa en 1925, cavernas de

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Ermittia y otras de Guipúzcoa (1924 y 1927), Bolinkoba (1933), Urtiaga-itziar (1936).

En 1931 publica la obra Breve Historia del Hombre Primitivo dentro de los trabajos que venía publicando en el Anuario de Eusko Folklore.

En 1934 publica en doble versión euskerica y castellana su obra de síntesis: El Hombre Primitivo del País Vasco.

En 1935 en la reunión de Londres es nombrado miembro del consejo permanente del Congreso Internacional de Antropología y Etnografía.

En 1939 participa en el Congreso Internacional de Antropología en Copenhague con la ponencia sobre Las Antiguas Religiones de los Vascos.

A raíz de la guerra civil desde 1936 a 1953 reside en el departamento de los bajos Pirineos y desde 1942 en el pueblo de Sara.

En 1946 crea el Institut Basque de Recherches denominado Ikuska y comienza a editar un boletín del mismo nombre con las investigaciones realizadas

En 1947 es nombrado director de la Sociedad Internacional de Estudios Vascos que aglutina en su publicación Eusko Jakintza a los estudiosos europeos mas renombrados en la Vascología

Durante el periodo 1946 a 1950 participa intensamente en congresos internacionales: Londres y Oxford (1946). París, Congreso de Archeocivilizacion (julio 1947), Musee de l'homme (setiembre 1947), París (1948), Bruselas (1948), Bruselas (1949).

En 1953 retorna al País Vasco y pronuncia en la universidad de Salamanca, a requerimiento de su rector el profesor Tovar, su conferencia sobre El Estado Actual de Los Estudios Vascos.

Curriculum sintetizado: de 1956 a 1991

En 1956 comienza a reeditar a partir del volumen XV el Anuario De Eusko Folklore, bajo el patrocinio de la sociedad de ciencias Aranzadi y reemprende sus investigaciones arqueológicas creando nuevos equipos de jóvenes investigadores. Exploraciones en los yacimientos de Leizetxiki, Aitzbitarte, Kurtzia, Atxeta, Urtiaga, Axlor, Ekain, entre otros.

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Desde 1965 a 1977 regenta la cátedra de Etnología Vasca creada en la Universidad de Navarra. Establece el plan Etniker formando en todas las regiones vascas equipos de investigadores y colaboradores que lleven adelante un plan sistemático de recogida etnográfica con objeto de elaborar el Atlas Etnográfico de Euskalerria.

En 1972 la gran enciclopedia vasca de Bilbao comienza a editar sus obras completas que completaran un total de 22 volúmenes.

En 1973 crea el grupo de investigación etnográfica Etniker Bizkaia cuya sede social es Euskal biblioteca Labayru de Derio.

En 1976 en unión de D. Manuel Lekuona, Drs. Irigaray y Garate, D. Manuel de Irujo y D. Agustín Zumalabe, componentes de la última junta permanente de la Sociedad de Estudios Vascos, pone de nuevo en marcha esta Sociedad. En la asamblea general de Oñate, de setiembre del mismo año, es nombrado por unanimidad presidente de Eusko Ikaskuntza.

En abril de 1978 la Universidad del País Vasco le otorga el doctorado Honoris Causa. Igual galardón le otorga en 1981 la Facultad de Teología de Vitoria.

En 1983, la Diputación Foral de Guipúzcoa le nombra hijo predilecto de la provincia.

En octubre de 1986 la Universidad de Deusto le otorga el doctorado Honoris Causa.

 

El 28 de enero de 1987, en un solemne acto, celebrado en el paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid y en presencia de todo el claustro, recibe el doctorado Honoris Causa.

En diciembre de 1987 Eusko Jaurlaritza le otorga la cruz del árbol de Gernika.

José Miguel de Barandiaran murió en Ataun, el 21 de diciembre de 1991 a los 101 años de edad.

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